Cuando nació mi hija yo tenía su cochecito con todos sus complementos esperándola para pasear.

 

El primer viaje fue de vuelta del hospital, unos 10 minutos en los que fue llorando a pleno pulmón.

 

Luego intentamos algún paseíto cerca de casa y cada vez lloraba más. Era dejarla ahí tumbadita y ponerse a llorar. Terminábamos siempre con ella en brazos, y volviéndonos a casa.

 

Unos amigos nos regalaron una mochilita, y ahí que nos la colgamos. Iba con sus enormes ojos mirando todo y al ratito se dormía. Por fin podíamos salir a la calle. La pega es que no era una buena mochila y enseguida se nos cargaban los hombros y la espalda. La suerte fue que aquí hace mucho frío y enseguida llegó el invierno y con toda la ropa que llevaba mi niña, ya no cabía en la mochila. Tendría unos 4 meses y de vez en cuando intentábamos que fuese en el cochecito sin ningún éxito. Ella quería ir pegadita a mi o en su defecto a papi y viéndolo todo.

 

Así que de pronto me entró la desesperación, ¿cómo lo iba a hacer para salir a la calle? En casa lloraba un montón, pero en la calle estaba mejor, así que aunque hiciese frío, lloviese, nevase o estuviese cansada me daba mis buenos paseos por la calle. Pero si ya no cabía en la mochila ¿qué iba a hacer?

 

Se me ocurrió buscar en internet y todo un mundo se abrió ante mí. No sólo encontré una gran variedad de portabebés en los que poder seguir paseando con mi hija, si no que también encontré una nueva manera de criarla más acorde con lo que yo sentía.

 

Entre todos los portabebés yo he usado:

 

  • Mochila ergonómica. Tienes varias marcas y modelos.
  • Fular. Yo he usado el que no es elástico y me ha gustado mucho. Al principio tanta tela y los nudos puede parecer algo complicado, pero cuando practicas un par de veces y le coges el truco está fenomenal.
  • Mei tai. Este es el que más usé con mi hija. Íbamos las dos la mar de cómodas.
  • Bandolera. Para trayectos cortos, cuando empiezan a andar pero enseguida se cansan, pero otra vez quieren andar, este portabebés está genial porque es muy fácil y rápido de poner. Como el peso sólo va apoyado en un hombro no debes usarla demasiado rato.

 

Llevar a tu hijo pegado a tu cuerpo es algo muy bonito.

 

Crea una relación de complicidad, ya que le tienes todo el rato cerquita y te das cuenta más rápido de sus necesidades.

 

El bebé se siente más seguro con lo que disminuyen los llantos. Tiene ese contacto físico continuo que los bebés de alta demanda tanto necesitan.

 

Ve el mundo desde nuestra altura, lo que le hace estar mas estimulado. Eso a nuestros bebés les encanta.

 

Dicen que la altura ideal para saber si llevas bien colocado el portabebés es que puedas besar la cabecita  de tu hijo sin tener que estirar el cuello.

 

Si sientes que no te manejas bien con los protabebés, ve a un sitio especializado para que te asesoren. Es un imprescindible con nuestros peques intensos.