Mi niña está creciendo muy deprisa. Hace unos días nos visitó el Ratoncito Pérez, ella estaba entusiasmada, su primer diente se le ha caído, se siente mayor. Y yo me he dado cuenta que no estaba preparada. 

Imágen tomada de la web

Hace no mucho la tenía en mis brazos porque era imposible dejarla en otro sitio, ni siquiera en los brazos de otras personas, la llevaba a todas partes en nuestro mei tai que tanto hemos disfrutado, me quedaba junto a ella en el parque mirando cómo los demás niños jugaban, esperando a que ella estuviese preparada para participar, pasando noches en vela porque estaba malita o simplemente porque no tenía sueño. Y sin darme cuenta, tengo ante mi a una niña grande, segura de sí misma, con montones de amigos con los que disfruta jugando, con muchas aficiones en las que yo ya no participo, que duerme como un lirón un montón de horas, con ideas propias, con carácter…Y pienso ¿qué ha pasado con el tiempo? ¿cómo es posible que se hayan pasado tan rápido estos 6 años y medio?
A veces estamos tan cansados y tan preocupados por el día a día, que no disfrutamos del momento, y el momento pasa. Tenemos que ser conscientes de ello y aprovecharlo. Y tener muy claro que todas las cosas pasan. Las malas pasan y se olvidan, pero las buenas también pasan y si no estamos atentos nos las perdemos.
Yo me alegro de haber disfrutado cada momento y de haber estado ahí siempre que ella lo ha necesitado siendo su sostén, su apoyo y su refugio en el que ella se sentía segura.
Viéndo cómo ahora disfruta con seguridad del mundo sé que mi decisión de respetar su ritmo y acompañarla fue acertada.
Ahora se nos presentan nuevos retos, la alta demanda no se acaba, continúa aunque de otra manera. Espero seguir estando a la altura. Siempre aprendiendo y disfrutando a su lado.