Sé que mucha gente al leer el título lo primero que va a pensar es que estoy etiquetando a los niños. Así que llámalo como quieras, pero si estás aquí será porqué tu hijo cumple las características de los niños de Alta Demanda y a estas alturas no vamos a engañarnos, los niños de Alta Demanda un poco difíciles sí que son. Que eso no quiere decir que todo sea malo, para nada, no tienes más que darte una vuelta por mi blog y comprobarás que en casi todos los posts intento sacar el lado positivo, porque lo tienen. Pero hoy quiero centrarme en el lado difícil, en el que cada día nos hace flaquear.

Siempre estoy diciendo que la mejor manera de atender a un niño de Alta Demanda es conectando con él, para conocer sus necesidades y así poder atenderle, pero ¿es fácil conectar con un niño difícil?

Muchas mamás, se ponen en contacto conmigo cuando su bebé tiene sólo unos pocos meses de vida. Ese es el peor momento, cuando tu hijo no hace nada de lo que tú esperabas y no porque tuvieses unas expectativas muy altas, sino porque los primeros meses resulta muy evidente la diferencia entre un bebé de Alta Demanda y uno que no lo es.

El tuyo, el de Alta Demanda no pega ojo en todo el día, siempre está con los ojos abiertos mirando todo lo que le rodea y en un estado constante de alerta. Llora muy a menudo y muy muy fuerte y está todo el día y toda la noche pegado a ti como un cromo. En esos momentos te encuentras con otra mamá con un bebé de la misma edad que el tuyo que se queja de lo mismo que tú mientras le pasea dormido en el cochecito. Y tú piensas ¿hablaremos diferente idioma?

No es que tú tengas altas expectativas, es que te gustaría que tu hijo se comportase como la mayoría de los niños que te rodean.

Es cierto que todos los bebés son diferentes, pero el tuyo es diferente a casi todos (por lo general, diferente a todos los que conoces en persona) y eso puede ser difícil de aceptar.

Entonces llego yo y te digo que lo aceptes como es, que eso te ayudará a conectar con él y te será mucho más fácil todo. Y es verdad, a mí no me fue difícil aceptar esto y todo mejoró. Y hay muchas mamás que lo consiguen, pero no todas. Algunas se resisten y quieren que su hijo se comporte igual que la mayoría.

A mí aceptar que mi bebé era diferente, porque era más espabilada y quería enterarse de todo no me resultó difícil de aceptar, y conecté muy rápido con ella y por lo tanto con sus necesidades. La vida se hizo un poco más fácil.

A medida que iba creciendo, yo iba siendo más consciente de la cantidad de actitudes de mi hija que también veía en mí, y eso me hacía conectar aún más con ella. Si muchas cosas las siente igual que yo, puedo entender mucho mejor sus reacciones y su malestar, mejor que una persona que no tiene esos sentimientos en sí mismo.

Así que aunque me siento conectada a ella, no lo estoy al 100%, hay una parte en la que no consigo conectar y en la que chocamos mucho.

Haciendo un trabajo conmigo misma para ver porqué me resulta tan difícil aceptar ciertas áreas de su personalidad he hecho un gran descubrimiento: las actitudes que más me cuesta aceptar en mi hija, son las mismas actitudes que veo en mí y no me gustan. Por eso no logro conectar con ella ahí, porque aún tengo que conectar conmigo y aceptar esos aspectos de mi misma que no me gustan y trabajar sobre ellos.

Como observador (que se ve todo mucho mejor, que desde dentro) también he observado dónde chocan más padre e hija y tachánnnn, exactamente lo mismo. Y cuando lo veo como mero espectador, pienso: es tan evidente, si es que son iguales!!

Ahora nos toca trabajar ahí, en ese punto para hacer que nuestros comportamientos similares nos unan y los podamos usar para crecer todos. Nos toca enfrentarnos a esa parte oscura, esa que nos gusta menos de nosotros mismos pero que necesitamos mirar a la cara por ella y por nosotros.