Esta mañana hemos hecho una pequeña excursión a un parque cercano a mí casa que es una maravilla. 
Normalmente vamos a los columpios y no nos fijamos en el resto, pero hoy hemos decidido dar un agradable paseo disfrutando de todo lo que la naturaleza nos ofrecía.
El paseo ha resultado ser muy gratificante. 
Una mañana normal solemos tener algún que otro conflicto fruto de la intensidad de los peques y de la necesidad de realizar algunas obligaciones cotidianas.
Hoy todo ha salido rodado, de una manera natural íbamos caminando sin prisa, jugando, cantando y descubriendo las posibilidades que nos brinda la naturaleza: piedras, palos, hojas, piñas…..
Hemos vuelto a casa relajados, y de muy buen humor. 
Y es que a veces tenemos que olvidarnos de las prisas  y dejar que nuestros hijos marquen el ritmo.
Además el contacto con la naturaleza si les dejamos jugar de verdad (sin preocuparnos de si se ensucian, por ejemplo) tiene siempre un efecto tranquilizador.