Intensidad

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Hay varias características que definen a los bebés de alta demanda. Hoy vamos a ver la primera de ellas:

Recuerdo los primeros días de mi hija cuando yo toda ingenua intentaba pasear con ella en el cochecito. Era tumbarla y ponerse a llorar alto, muy alto, de una manera que era imposible ignorar.Y claro yo asustada por el escandaloso llanto la cogía pensando que le pasaba algo, pero no, no le pasaba nada.

Yo veía al resto de mamás paseando a sus bebés que a veces también lloraban, pero es que su llanto era como el de un gatito, nada que ver con el llanto de mi hija.

Incluso un día la llevamos a urgencias, preocupados porque llevaba horas llorando. Tendría unos 8 meses y les sugerí a los médicos si podrían ser los dientes. Ellos me dijeron que nunca habían oído a un niño llorar de semejante manera por los dientes, que no podía ser eso. Le intentaron poner el termómetro entre tres personas y no pudieron. Le pusieron una bolsita para hacerla un análisis de orina, y mientras esperábamos a que la bolsita se llenase se durmió.

¿Sabéis lo que le pasaba? Nada.

Cuando se despertó estaba tan tranquila, como que no había pasado nada, nosotros en cambio estábamos agotados y un poco desquiciados.

También tuvo ¿cólicos? Nunca supimos lo que era, solo que el primer mes, empezaba a llorar a las 8 de la tarde y no paraba hasta las 3 de la mañana. Entonces se dormía completamente agotada (y nosotros, también).

Siempre ha tenido las cosas muy claras  y siempre ha protestado con fuerza si algo no se ajusta a lo que ella tiene en su cabeza.

Las cosas malas, son todo un drama, pero las buenas, son espectaculares.

Así son nuestros niños: intensos. Viven la vida de otra manera y te hacen vivirla a ti también así. Aprendamos entonces a minimizar lo negativo y a disfrutar de lo positivo con ellos.