Esa es una de las frases que últimamente dice mi hijo de 21 meses y es que está teniendo una gran explosión del lenguaje. Cada día dice palabras y expresiones nuevas y la verdad es que está en una época muy graciosa.
Es muy cariñoso y de vez en cuando nos deleita con un achuchón y un «te quiero» que nos derrite en el sitio y cuando se lo hace a su hermana, que es a la que más se lo dice, se me olvidan todos los malos momentos.
O cuando su hermana le dice: «Ven, vamos a jugar a papás y a mamás» y él entusiasmado dice: «Sí, vale»
O esta tarde en el parque cuando le he dicho que nos íbamos a subir a casa y él me ha dicho: «Un minuto más»
Es una etapa maravillosa que merece la pena disfrutar y no solo por la adquisición del lenguaje, sino también por el aprendizaje de muchas habilidades: hacer torres, puzles, comer solos, elegir su ropa, y que también conlleva otras  menos divertidas como las rabietas, el destrozar las historias de su hermana, pelearse, discutir porque quieren lo mismo al mismo tiempo…..
Al repetir todo lo que oye y ve,  nos  viene genial como termómetro familiar, para ver cómo estamos en este momento. Cuando sus palabras no son tan graciosas, es el momento de observar la dinámica familiar para realizar los  cambios oportunos.
De momento estamos más o menos bien, pero no hay que bajar la guardia. Ellos son nuestro mejor reflejo.