Esta entrevista se la hice a una buena amiga de la infancia, con la que he compartido juegos, rebeldías de adolescentes, primeras salidas, fiestas universitarias… y un sinfín de cosas más. Luego cada una siguió su camino y nos alejamos un poco aunque nunca perdimos el contacto.

Quién nos iba a decir que años más tarde nuestros intensos hijos nos harían retomar nuestra relación y volver a compartir cosas, esta vez muy diferentes.

entrevistas mamas de alta demanda

Te dejo con CELIA, tiene un peque muy intenso de 7 años y una nena que en breve va a cumplir 4.

Es curioso, Mónica, que la infancia nos puso juntas, nuestra etapa adulta nos llevó por caminos separados y de nuevo, la infancia (la de nuestros hijos e hijas), es la que nos reconduce a un punto común… me ha hecho gracia ver esto 😉

Tardé en decidir ser madre, pero cuando tomé la decisión de no renunciar a mi impulso vital de serlo, lo hice como mi conciencia y mi instinto en primer lugar.

¿Antes de tener hijos, qué pensabas de la maternidad?

Pues antes de ser madre pensaba que la maternidad era un proceso complicado, probablemente duro y en el que tu vida personal desaparecía, aunque cuando se acercaba el momento pensaba que había muchas maneras de hacerlo y que seguramente también existía una forma que resultara sencilla, dulce e integradora.

Pero, antes de ser madre, también me creía con la capacidad de juzgar a los padres y madres y a los niños y niñas, y de decirles lo que tenía que hacer o no…

Antes de ser madre… ay! Cuántas cosas pensaba antes de ser madre…

¿Cómo cambió tu vida cuándo nació tu primer hijo?

Pues hoy, 5 años y pico después, veo que aunque hay aspectos de mi vida que no se parecen en nada a los de antes, hay otros que siguen más o menos como estaban, quiero decir que aunque mi vida ha cambiado (como no podía ser de otra manera), mi estructura vital sigue la senda elegida.

Los cambios más marcados, para mi, son los que tienen que ver con las relaciones sociales. No es fácil mantener tus amistades intactas, dedicándoles mucho menos tiempo. Algunas se resienten, otras esperan pacientemente, otras se adaptan a tus nuevas circunstancias…

También la familia y sus roles cambiaron para mi. Padre, madre, hermana, de repente tienen un valor añadido al que tenían, algo cambia ahí.

¿Qué cosas hacía tu hijo diferentes al resto de los niños?

Muchas, pero el sueño ha sido lo que ha marcado la diferencia más visible de mi hijo con otros niños de mi entorno. Ibán no dormía más de una hora seguida, sus siestas eran simbólicas. De hecho, cuando pudo verbalizarlo (y lo hizo pronto), decía «Mamá, yo no quiero dormir nunca más». Aunque eso ya pasó!

Ibán sólo quería estar en mis brazos, y en algunas ocasiones en los de su papá.

Estaba enganchado a la teta todo el día y toda la noche.

No jugaba sólo, necesitaba que yo estuviera con el en todos sus juegos.

Lloraba a un volumen que no podriáis imaginar cuando alguien intentaba tenerlo un rato en brazos.

Iba muy rápido en todas sus etapas. Nos daba la impresión de que necesitaba caminar y se empeñaba en ello hasta que lo consegía, (Ibán «me llevó» a la revisión de los 6 meses caminando agarrado de mis dedos), y cada logro que conseguía le calmaba, le hacía un poco más tranquilo, un poco más seguro… Así pasó con caminar, con hablar, con quitar el pañal, con andar en bici y sigue pasando hoy…

Fue un bebé muy activo y aunque eso es agotador, es enriquecedor en la misma proporción. Yo he participado en todos y cada uno de sus descubrimientos, de sus logros, de sus decepciones, de sus frustaciones… Con Vera, me pasa, que un día descubró que ya sabe como hacen todos los animales de la granja, y no lo ha aprendido conmigo… yo no he participado en esa parte… Cuando me doy cuenta de esto, veo lo que Ibán me ha aportado.

Todo es muy intenso con Ibán.

¿Cuáles son sus características más peculiares?

La alta atención que demanda, lo introvertido que es, lo luchador y pertinaz, lo cariñoso y sensible, y lo observador y creativo.

¿Tenías apoyo de la gente: pareja, familia, amigos…?

La verdad es que yo no he sido consciente de que las carácterísticas especiales de mi hijo le defínian como de «alta demanda», así que en realidad nunca he buscado un apoyo concreto para esto. Pero si te refieres a si han respetado nuestra manera de hacer las cosas… pues en realidad, casi nunca nos hemos visto en situaciones de lucha, de tener que defender nuestra manera de hacer las cosas, pero sabemos que casi nadie ha entendido nuestra forma de hacerlo… Hoy, ante la evidencia, de que no se ha muerto de sueño, tampoco de mimos, ni de tomar teta, ni de estar en brazos y que es un niño con criterio, feliz y cada vez más seguro… pues noto que me dan su beneplácito, aunque a veces noto que suspiran, como pensando «menos mal que la criatura se corrigió», jajaja

¿El comportamiento de tu hijo afectó a vuestra vida de pareja, a la relación con vuestras amistades, a vuestra vida en general?

Si, si, claro. La alta atención que pedía Ibán hizo que nuestra organización de vida se trastocara, ahora todo es un poco diferente, pero las cosas que no estaban como a nosotros nos gustaban, van cambiando con el tiempo y cada vez se acercan más a como queremos que estén.

¿Cómo le afectó la llegada de su hermana?

Durante el embarazo de Vera, nos preparamos para la hecatombe, (por sus características especiales) y sin embargo, no llegó. La actitud de Ibán, fue de colaboración absoluta, fue un facilitador y su hermana lo sabe y por eso le adora. Vera por su parte le ayudó a entender que hay papá y mamá para los dos y también a controlar su fuerza y las dimesiones de su cuerpo. Ibán vivió el parto de su hermana en directo y no se porqué, creo que ese es un vínculo irrenunciable.

¿Has notado cambios en su manera de ser al crecer?

Cada día.

En el embarazo de Ibán, leí un libro que me marcó, «El concepto del continuum» de Jean Liedloff. En el habla de que las necesidades de un bebé han de ser cubiertas para que pueda desarrollarse correctamente a nivel físico, mental y emocional. Si esas necesidades no son cubiertas, seguirá buscándolas y tendrá esa falta durante toda su vida… Las necesidades básicas de un bebé, a parte de alimento y calor, son brazos, contacto físico… Sólo cubriendo esas necesidades y respentando esos tiempos, el bebé podrá dar otro paso seguro hacia delante.

Yo cada día veo que mi hijo es más y más seguro, tiene criterio y es más independiente (mucho más de lo que nadie de mi alrededor supuso que podía ser).

Claro que mi hijo cambia! Cada rato!

¿Qué es lo mejor de tener un hijo de alta demanda?

Leí un post tuyo que hablaba de hijos maestros e hijos oasis. Mi hijo maestro Ibán, me ha «ensanchado» tanto mental y emocionalmente, (físicamente, me ha «estrechado» jajaja) que no creo que haya más comentarios que hacer…

¿Y lo peor?

Pues lo peor es el agotamiento o la falta de energía para afrontar todo. También hay una parte conmigo misma que es la duda que a veces desde muy adentro y con el cansancio como valor predominante, te dice… «seguro que lo estás haciendo bien?»

¿Crees que tú has cambiado?

Mmmm, espera que lo pienso 😉