¿Alguna vez te has preguntado si tu embarazo o tu parto  habrán influído en el carácter de tus hijos?
Yo sí me lo he preguntado y creo que sí puede tener relación. 
El embrazo de mi hija fue bastante bueno. Físicamente me encontré muy bien, solo tuve algunas naúseas al principio  luego todo fue rodado.
Mi pareja estuvo muy involucrada durante todo el embarazo y me cuidó y mimó mucho.
Como me sentía bien hice mi vida prácticamente normal. Por aquella época practicaba Tai chi dos veces por semana y asistí hasta que el tamaño de la bariga me empezó a resultar incómodo para moverme con fluidez.
Trabajé hasta un mes antes, por la mañana y por la tarde, casi todo el tiempo de pie y con algo de tensión. Salía agotada. Este era el punto más negro de todos, ahí sí que tuve malos momentos y mucho cansancio que me hacían no estar tan bien.
Quitando eso fue un embarazo muy bueno. Recuerdo que al final la gente me decía: ¿Ya tendrás ganas de que nazca no? Y yo siempre contestaba: Tengo ganas de conocerla y de tenerla en brazos, pero así embarazada me siento muy bien. Fue una época muy bonita.



Emocionalmente me sentí muy bien hasta el día de la fecha prevista de parto, me sentía poderosa, capaz de todo.
Pero mi nena también se encontraba muy bien dentro de mi y pasaron los días y yo tenía un barrigón enorme y altísimo, y estaba guapísima, así que todo el mundo me decía: ¡Anda que no te queda nada! 
Y cada día que pasaba yo me sentía peor, iba perdiendo fuerza, ya no me sentía poderosa, me sentía cansada y agobiada y la gente no dejaba de llamarme por teléfono para preguntar y cuando les decía que aún nada, parecía como si la culpa fuera mía. Cuánto daño me hizo la dichosa fecha probable de parto.
En mi ciudad el protocolo que se sigue es que si siete días más tarde no ha nacido te lo inducen. 
Por esa época yo me había informado de algunas cosas pero no sabía mucho de partos, y me dejé hacer.
Me ingresaron un domingo por la tarde con cero contracciones. Pasé una noche horrible porque  metieron en la habitación a una chica que daba unos alaridos tremendos, casi no pegué ojo. 
Al día siguiente me exploró un ginecólogo y me dijo lo que llevaban dos semanas diciéndome que estaba de 2 cm, pero que con esas contracciones no me iba a poner de parto. Total que me dejaron «a ver si me ponía de parto yo sola» Yo no entendía nada. Luego me enteré que ese día tuvieron tantos partos que no me iban a poner a mi también. Así que pasé todo el día allí metida. Se me hincharon las piernas cosa que no me había pasado en todo el embarazo y me sentía cada vez peor.
Al día siguiente a las 10 de la mañana y sin una sola contracción, me enchufaron un gotero de oxitocina. A los 5 minutos tenía unas contracciones bestiales que sorprendieron a las propias enfermeras.
Estuve tres horas aguantandolas más o menos bien. Yo no quería epidural, pero mi ánimo estaba ya muy tocado y cuando me vinieron dos contracciones muy seguidas, pensé que no podía más y la pedí.
Me la pusieron y oh! sorpresa seguía notando todas las contracciones. Intentaron regularla pero no pudieron. Cada vez aguantaba menos, me quitaron la oxitocina pero las contracciones siguieron siendo muy fuertes.
A eso de las tres, justo en el cambio de turno, una enfermera vino a verme «porque con la epidural no puedes estar así», y resulta que estaba completamente dilatada. Yo no sé si ahí me empezó a hacer efecto la epidural o fue el saber que ya estábamos cerca, pero las contracciones empezaron a ser más soportables.
Las seguía notando, de hecho era yo la que en el paritorio les decía me viene una contracción, y entonces ellas me tocaban la tripa y me decían: «empuja», pero solo notaba las contracciones la zona si la tenía dormida.
Después de 20 minutos en el paritorio nació mi niña, me la pusieron encima un momento y se la llevaron. La tuvieron cerca de dos horas en una cunita sola debajo de una lámpara. Era lo habitual. Poco después lo cambiaron pero a mi me tocó así.
Yo estaba contenta. Después de las películas de miedo que había oído sobre partos inducidos, el mío había sido rápido, solo 6 horas y media.
Cuando después empecé a leer sobre partos respetados, empecé a pensar que  no había sido tan bueno. Tuve todo lo que no quería: oxitocina, epidural, antibiótico.
¿Habrá influído todo esto en el carácter de mi niña? ¿O tal vez el hecho de no estar preparada para salir? ¿O quizás esas dos horas sola al calor de una lámpara en vez de en mis brazos? Siempe me quedará la duda.
En el próximo post te cuento el embarazo y parto de mi niño.
¿Quieres contarme tú el tuyo?