El otro día hablando con una amiga, mamá de un niño de alta demanda surgió el término Crianza consciente.

Me hubiese gustado profundizar un poco más en el tema, pero ahora que nuestros hijos mayores juegan juntos, nuestros hijos pequeños no nos dejan charlar, así que la conversación quedó en algunas frases dichas al aire mientras atendíamos a nuestros pequeños.

Aún así el término me llamó la atención y me dió por reflexionar.

Cuando nació mi hija y empecé a buscar información descubrí la crianza natural, crianza con apego, crianza respetuosa……….varios nombres para más o menos lo mismo, criar a tus hijos desde el respeto, atendiendo a sus necesidades y con cariño.
Pero el término Crianza consciente me gusta más, porque creo que en esa definición entran  también otras cosas importantes.
Entra el ser consciente de las necesidades de los niños, pero también de las nuestras.
El respetarles, pero teniéndonos respeto a nosotros mismos.
El tener en cuenta las cosas que hacemos bien, pero también darnos cuenta de las que hacemos mal.
La crianza consciente no solo se fija en el niño, si no que también nos hace ser conscientes de nosotras, de nuestros miedos, de nuestras esperanzas, de nuestro cansancio.
La sociedad parece que nos invita a decir siempre lo genial que estamos, que todo es perfecto, pero la realidad es que el día a día suele ser duro. Nuestros hijos se desbordan y nos desbordan a nosotras, hacen cosas que no entendemos y nos enfadamos, lloran y lloran y piden y piden, y nosotras como personas que somos perdemos los nervios. No somos perfectas, pero la crianza consciente nos hace darnos cuenta para así poner remedio.
La crianza de nuestros hijos es una oportunidad de crecimiento para nosotras como madres ya que nos hace estar en continuo cambio, siempre preguntándonos cosas nuevas y buscando soluciones a los problemas. 

Nos hace ser más conscientes de todo lo que nos rodea, de lo que pensamos, de lo que hacemos, de lo que vemos, de lo que sentimos, en general nos hace ser más conscientes de la vida que tenemos y esto nos da la oportunidad de poder cambiar lo que no nos guste para adaptarlo a nuestra familia y poco a poco conseguir una crianza más armoniosa.

Si hacemos que nuestra crianza de alta demanda, sea una crianza consciente, empezaremos por conocer las necesidades de nuestros hijos para poder satisfacerlas, pero también estaremos al tanto de nuestras limitaciones de manera que podamos buscar las soluciones que necesitemos para continuar.

Feliz crianza consciente!!!