Hoy es el último día del 2012.

El otro día te compartí el balance de este año que termina y mis propósitos para este nuevo año que empieza mañana.

Si aún no has hecho tu balance, te invito a que hoy saques un ratito para sentarte tranquilamente y des un repaso a tu año pero enfocándote en la relación con tu hijo. 
Piensa en esos momentos en los que te ves desbordada, que sientes que no puedes más. 
En esas noches sin dormir, en esas luchas para salir de casa y luego para entrar. En esas rabietas y en esos llantos intensos que hacen que la tierra tiemble a tus pies.

Ahora vamos a centrarnos en lo positivo, vamos a recordar los buenos momentos.

Piensa en los momentos agradables que habeis pasado juntos, en las veces que te ha hecho sonreír, en esos momentos cuando están dormidos y se respira esa calma y les miras dulcemente. Podrías pasarte horas contemplándolo.

Piensa en todas las veces que te ha sorprendido con sus preguntas, que te ha hecho reír con sus ocurrencias.

Recuerda sus besos, sus abrazos, su mirada de admiración. 
Una vez hecho el balance del año, ¿con qué te gustaría quedarte?
Quédate con todas las cosas buenas y céntrate en ellas. Haz que el 2013 tenga muchas más cosas positivas y que para las negativas tengas herramientas para cambiarlas.

Siente la felicidad de saber que tu hijo es único y que tú lo sabes. Que sabes cuales son sus necesidades y que vas a hacer cuanto esté en tu mano por  escucharle.

El 2013 va a ser un buen año porque tú lo vas a hacer posible.