Cuando tienes un hijo de Alta Demanda, puedes llegar a sentir que vives en un conflicto permanente.

Debido a las características que forman parte de su personalidad pueden surgir conflictos en cada paso que des de un día normal.

  • Conflictos con tu hijo, porque cualquier tarea cotidiana como dormir, comer, bañarse, ponerse el abrigo, salir de casa, irnos del parque….puede ser una lucha.
  • Conflictos con la gente que nos rodea: pareja, familia, amigos, vecinos….porque quieras o no te van a dar su opinión de todo lo que haces o dejas de hacer con tus hijo, sin entender que tiene unas necesidades diferentes, que capta los estímulos con más sensibilidad y que eso hace que sus reacciones sean diferentes. Esto no quiere decir que haya ningún problema, solo quiere decir que muchas de las cosas que funcionan con otros niños con tu intenso hijo puede que no funcione y por lo tanto tendrás que actuar de una manera diferente, encontrando lo que a tu familia sí le funcione.
  • Conflictos contigo mismo. Porque está muy bien atender las necesidades de tu hijo como él necesita, pero nadar siempre contra corriente es agotador y puede haber momentos en los que no tengas claro lo que debes hacer. Porque la teoría y la práctica pueden entrar en confrontación y entonces todo su mundo se tambalea.

Por eso es importante que tengas claras estas tres cosas cada vez que te encuentres ante un conflicto con tu hijo:

  1. Siempre, siempre lo más importante es atender a tu hijo, averiguar qué es lo que pasa para comportarse de esa manera que a ti te genera inquietud y te dificulta hacer las cosas. Ver si puede sentirse mal por un exceso de estímulos o por una necesidad no satisfecha. Cuanta mayor sea la atención que pongas con mayor facilidad resolverás el conflicto.
  2. Agradecer los comentarios de la gente con educación, pero dejar claro que quien mejor conoce a tu hijo y lo que necesita eres tú.
  3. Estar muy segura de lo que haces, tener claro que tu hijo no provoca esos conflictos porque sí y que lo que necesita es comprensión y ayuda. Establece una buena conexión con él, eso facilitará una buena comunicación entre ambos, resolverás mejor los conflictos y te dará seguridad. Piensa que cuando él se porta «mal» es decir cuando no hace lo que tú necesitas que haga en ese momento no es porque quiera llevarte la contraria a propósito sino porque él tiene otras necesidades diferentes a las tuyas y si eso genera un conflicto, él es el primero que lo está pasando mal. Ponte a su altura y escúchale, lo necesita.

 
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David Castillo Dominici de Freedigitalphotos.net

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